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jueves, 19 de enero de 2012

Historia de las Islas Malvinas Argentinas -





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"Seamos libres y lo demás no importa nada"

Un poco de historia de las Islas Malvinas...

Por Claudio García. El 2 de enero de 1833 se presentó en el puerto Soledad un navío de guerra de bandera inglesa, la "Clio", al mando de John James Onslow, y al día siguiente se produjo el desembarco e izamiento en un mástil de la bandera británica, arriando la nuestra....

Conviene repasar la historia, algunos hechos por los cuales el archipiélago es parte de nuestro territorio, y acotar otros que tienen que ver con las idas y vueltas de Malvinas como “causa nacional”. Más allá de los argumentos de carácter geográfico, que las islas pertenezcan a la plataforma sudamericana, son centrales los fundamentos históricos y jurídicos. La historia demuestra que la sola proximidad geográfica no acuerda títulos, de lo contrario, el Canal de la Mancha sería francés y Surinam venezolana.





Empecemos recordando que en 1494 las cortes española y portuguesa suscribieron el Tratado de Tordesillas, homologado por el Papa, por el cual se dividieron las tierras recién descubiertas y a descubrir mediante una línea. Dado que por esa época la autoridad pontificia era acatada por todos los reinos cristianos, desde ese momento toda navegación de otros países en dominios hispano-lusitanos sin permiso de estos respectivos países debería ser considerada una intrusión. Las Bulas Inter Caetera y Dudum si quidem le adjudicaban a España todas aquellas islas y tierras firmes, encontradas y que se encuentren, descubiertas y que se descubran hacia el occidente y el mediodía, imaginando y trazando una línea...", que se fijaba a cien leguas de la isla septentrional de las Azores: San Antonio a 360 al Oeste de Lisboa.

Las Malvinas se hallan incluidas en la zona a que aluden las Bulas citadas (1493), que en la época no fueron impugnadas. Hay discusión sobre quién descubrió las islas. Para los ingleses el descubrimiento correspondió al capitán Davies en 1592 y al pirata Hawkins en 1594.

En realidad las islas habían sido descubiertas antes, en 1502, por Américo Vespucio. Como escribió Isaac Areco “por la ruta que siguió, por la latitud a la que llegó y aún por la descripción que hace de la Isla”, sin lugar a dudas Vespucio vio el archipiélago por primera vez. Después de Vespucio, en 1520, también las islas fueron vistas por la nave San Antón del capitán Esteban Gómez, de la expedición de Magallanes.

"En efecto- dice Carlos Aramallo Alzereca en Historia de la Antartida- el San Antonio o San Antón, desertor de la flota de Magallanes llegó a las Islas en su viaje al Cabo de Buena Esperanza y, su capitán , don Esteban Gómez, bajó a tierra y dió noticias precisas de su posición geográfica.

En el mapa de diego de Ribero, fechado en 1526, aparecen con el nombre de Sansón, próximas al continente americano y a la entrada del paso descubierto por el audaz navegante para arribar al Mar del Sur".

La propia Crónica Naval Británica de 1809 dice: “Aunque se ha atribuido a Davies el descubrimiento de las Malvinas, es muy probable que fueron vistas por Magallanes y por otros que le siguieron”. Acotamos que éstos no pueden ser sino españoles. Pero volviendo a Davies, el eventual descubrimiento tiene más dudas que certezas. Aludió a islas jamás descubiertas y a las que no bautizó con nombre alguno. Se cree que usó este “logro” para ganar méritos ante su jefe de expedición, con quien tenía conflictos por falta de lealtad e indisciplina. John Jane, quien hizo el relato del viaje acompañando la expedición, no atestigüó descubrimiento alguno. No coincide tampoco la relación tiempo-distancia entre el supuesto descubrimiento de las islas y cuando la nave alcanzó el cabo Froward. De Hawkins baste decir que hasta el comandante Chambers, de la armada británica, desautorizó el supuesto descubrimiento. Se cree que lo que vio Hawkins “fue aquella parte de la costa patagónica donde el Río Deseado desemboca en el Atlántico”, como señalaron en su libro sobre Malvinas, Camilo Hugo y Rodríguez Berrutti. Por algo Hawkins escribió que en las supuestas islas “se vieron muchas fogatas; pero no fue posible hablar con los habitantes”.

Lo cierto es que antes de los viajes de estos ingleses las islas ya figuraban en los globos de Schoner de 1520 y el Mapamundi de Pietro Apiano, del mismo año, así como en la Carta Náutica de Reinel de 1523 y el mapa de Gaboto de 1562. Antes que los ingleses también la expedición del obispo de Plasencia señala la ubicación de las islas con bastante precisión y da una descripción muy exacta de las mismas, e incluso encalla en un lugar al que llama "Puerto de las Zorras" por la abundancia de un animal que no sería otro que el "warrah", el lobo-zorro malvinense ya extinto. En el 1600 Sebald de Weert, holandés, divisa las islas. De ahí el nombre de Sebald, Sebaldes, Sebaldines, que se le aplicó a las rnismas. Y en 1604 el Tratado de Paz entre España e Inglaterra deja sin efecto lo que se hubiera podido adquirir con anterioridad a su firma, inclusive lo del pretendido descubrimiento inglés.

Un siglo y medio más tarde el inglés John Strong navegó el Estrecho de San Carlos, al que denominó Falkland Sound, en honor al Primer Lord del Almirantazgo. Luego, en 1763, se produce un intento francés de colonizar furtivamente las islas, con la expedición de Luis de Bougainville que zarpa de Saint Maló. De ahí el nombre de Malouines. Los ingleses realizan una intrusión en 1765, cuando el comodoro Byron se estableció en Puerto Egmont y pretendió tomar posesión del archipiélago. España reclamó a Francia, que reconoció los derechos ibéricos y se retiró de las islas. Los ingleses permanecieron clandestinamente hasta que fueron descubiertos y expulsados por una fuerza naval española en 1770. Los ingleses exigieron la restitución de Egmont, y como España no estaba en condiciones de enfrentar a Inglaterra, Carlos III negocia devolver Puerto Egmont a cambio de una "promesa secreta" según la cual, estando a salvo su honor, Inglaterra abandonaría las Malvinas, lo cual concreta en 1774.

Dice el Tratado: "El Príncipe de Masserano declara al mismo tiempo, en nombre del Rey su señor, que el compromiso de la citada Majestad Católica de restituir a su Majestad Británica la posesión del puerto y el fuerte denominado Egmont, no puede ni debe afectar de manera alguna la cuestión del derecho previo de soberanía sobre las islas Malvinas". Y, por si fuera poco, en 1790 se firma el Tratado de Nootka Sound entre España e Inglaterra a raíz de la detención por parte de la primera potencia de dos buques ingleses en Vancouver, Canadá. Inglaterra se compromete, por los artículos 6° y 7° a no formar establecimientos en los mares de América Meridional, en las costas orientales y occidentales y de las islas adyacentes ya ocupadas, reconociendo la soberanía española sobre Carmen de Patagones, San José, Deseado y Puerto Soledad de Malvinas. España ya ocupaba sola el archipiélago desde hacía dieciséis años.

La Argentina heredó los derechos españoles de acuerdo al principio "uti possidetis juris", según el cual a las emancipadas Provincias Unidas del Sud les corresponderían los mismos límites que al extinto Virreinato del Río de la Plata. Es verdad que desde la revolución de mayo de 1810 y hasta 1820 no se ocuparon las islas. Son los años de la lucha por la independencia que obligaron a concentrar los esfuerzos en esta tarea. Recién cuando las campañas sanmartinianas alejaron algo el intento de recuperación hispánica, es cuando se pudo mirar el territorio con su integridad y pensar en Malvinas. El 6 de noviembre de 1820 Se izó el Pabellón Nacional y hasta 1824 se sucedieron tres comandantes militares argentinos. En 1825 Inglaterra reconoció nuestra independencia y firmó un tratado de amistad, navegación y comercio; estaba en paz y obtenía grandes ganancias comerciales con nuestra nación.

En 1828 se designa como primer comandante político y militar a Luis Vernet. El 10 de junio de 1829 se dictó un histórico decreto que decía lo siguiente: "Cuando por la gloriosa revolución del 25 de mayo de 1810 se separaron estas provincias de la dominación de la metrópolis, la España tenía una posesión material en las Islas Malvinas,y de todas las demás que rodean al Cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires,de cuyo gobierno dependían..."

El 8 de agosto de 1829 la cancillería británica envió una nota al representante inglés Woodbine Parish, explicando que los actos de posesión del gobierno de Buenos Aires afectaban la validez de los derechos de soberanía inglesa sobre las islas, por ser de importancia creciente como punto de apoyo para el comercio, donde se abastecían los buques,y lugar de carenado de las naves de guerra inglesa en el hemisferio occidental.

El 19 de noviembre de 1829 Woodbine Parish protestó ante nuestro gobierno por el decreto de creación de la comandancia político-militar de Malvinas. Finalmente a principios de 1833 se produce la usurpación. Los británicos argumentan que al desmembrarse el Virreinato del Río de la Plata, no se puede invocar el uti possidetis para el caso de Malvinas. Pero el art. 35 de la constitución nacional señaló que el nombre "Provincias Unidas" tiene la misma validez legal que el de República Argentina. O sea, legalmente son sinónimos. En cuanto a las escisiones de Paraguay (1811); del Alto Perú (1825) y de la Banda Oriental (1828), son desprendimientos de una autoridad central, del mismo modo que lo son la República de Irlanda y el resto de las ex colonias que conforman el Commonwealth con respecto a Gran Bretaña. Si la posición argentina quedase invalidada por la escisión de Paraguay, de manera análoga quedaría invalidada la británica por la independencia irlandesa en los años '20 y por el desmembramiento del imperio británico, dado que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda técnicamente ya no existe. Además las tres provincias altoperuanas suscribieron la independencia como parte de las Provincias Unidas en el Congreso de Tucumán.

Argentina en síntesis heredó los derechos españoles de acuerdo al principio "uti possidetis juris", según el cual a las emancipadas Provincias Unidas del Sud les corresponderían los mismos límites que al extinto Virreinato del Río de la Plata, por ser su continuidad histórica y jurídica. Y las Provincias Unidas ya son la Argentina, como dice el artículo 35° de la constitución. En realidad no había discusión de quién era el dueño de las islas antes de 1833. Hasta el célebre duque de Wellington, a la sazón primer ministro, escribió un año después: "he revisado todos los papeles relativos a las Falklands. De ninguna manera encuentro claro que alguna vez hayamos sido titulares de la soberanía de dichas islas".

En 1928 el embajador británico en Buenos Aires, sir Malcolm A. Robertson señaló en una carta privada que "las reclamaciones argentinas a las islas Falkland en ninguna forma son sin fundamentos", e insistía en otro documento que "el caso inglés no es lo suficientemente fuerte como para afrontar una controversia pública".

En 1930 se pudo leer en la página 390 de la obra The canons of international law: "Los británicos ratearon las Falkland en 1833", y en 1936 el consejero legal de la cancillería inglesa, George Fitzmaurice, señaló: "Nuestro caso posee cierta fragilidad" y aconsejaba lo que finalmente se hizo: "Sentarse fuerte sobre las islas, evitando discutir, en una política para dejar caer el caso".

La mentira de la autodeterminación

Ante la debilidad de los argumentos, en 1930 los británicos abandonan los criterios previos a 1833 y se pone énfasis en un nuevo concepto: la autodeterminación de los isleños implantados por Gran Bretaña luego de expulsar a la población argentina. El razonamiento era que no importaba quién fuese el dueño en 1833, los años transcurridos allí le concedían legitimidad a la ocupación inglesa. El "son nuestras, por eso las tomamos" se había transformado en "las tomamos, por eso son nuestras", como observaron los autores británicos Arthur Gavshon y Desmond Rice.

La Resolución 2065 de la ONU, de 1965, fue en ese sentido un triunfo para la Argentina, al pedir que se descolonicen las islas respetando los intereses de los habitantes, no los deseos. Porque hablar de intereses significa respetar las condiciones de vida, la cultura, etc., los deseos en cambio no significarían nada, porque los pobladores malvidenses desean seguir siendo británicos. Lo cierto es que la autodeterminación no es aplicable en el caso de los kelpers porque ellos no son un grupo nacional sojuzgado sino súbditos implantados por la potencia colonial. Además, los ingleses en otros casos no respetaron nunca la autodeterminación: no lo hicieron con Hong Kong, ni con la isla Banaba –donde desalojaron a 3.000 “súbditos”-, ni con la isla Diego García, que arrendaron a los Estados Unidos.

Las idas y vueltas de la defensa de la soberanía

Desde 1833 se han sucedido numerosas acciones por parte del país, fundamentalmente diplomáticas –si exceptuamos la recuperación, guerra y derrota de 1982-, en defensa de nuestros derechos sobre Malvinas, como parte del proceso de descolonización mundial.

Me gustaría señalar dos hechos poco conocidos pero de gran significancia sobre esta historia de mantener vigente nuestro reclamo. Una, por la negativa, y otra, por lo positiva.

La primera se produjo en el gobierno de Rosas, y podría haber significado nada menos que resignar de por vida la aspiración de integrar Malvinas a nuestro territorio. Más allá de la defensa que hizo Rosas de nuestra soberanía, rechazando el bloqueo anglo-francés y la recordada Vuelta de Obligado, lo cierto es que con respecto a Malvinas, se le ocurrió vendérselas a los ingleses en la suma de 9.500.000 pesos fuertes, saldando de esa manera la deuda contraída por el país con la Baring Brothers que en esos momentos ahogaba las finanzas del país. Fue Manuel Moreno, ministro de Rosas, quien hizo la oferta ante la Cancillería británica, y aunque la transacción era sumamente ventajosa para Inglaterra, increíblemente fue rechazada. Rosas hizo una nueva oferta el 23 de diciembre de 1843, esta vez por intermedio de su ministro Arana, recibiendo de los ingleses un nuevo rechazo. ¡Por suerte! Si los ingleses hubieran aceptado la oferta de Rosas, hubiera pasado algo similar a lo que hizo Rusia con Alaska, que se la vendió a los Estados Unidos. No tendríamos ningún derecho legal para reclamar el archipiélago.

El otro hecho que quiero recordar, esta vez positivo, involucra al socialista Alfredo Lorenzo Palacios. Malvinas empezó a calar hondo en la conciencia de los argentinos y se transformó en “una causa nacional” recién a partir de la década ’30, en el siglo XX. Hasta ese momento fue tema de la diplomacia argentina, pero no parte central de la cosmología política de los argentinos. Tras la caída de Irigoyen, el primer caudillo electoral, y el comienzo de la denominada “década infame”, con un mundo golpeado por el crack de la bolsa de los Estados Unidos, época de crisis y transformación, en nuestro país “se delinearon dos filosofías del sentido común: la Argentina de la desesperanza, emblematizada en las letras de tango de Enrique Santos Discépolo, y la Argentina de la lucha, representada por tendencias político-intelectuales críticas que bregaban por una nación soberana, y a veces justa y democrática”, como escribió Rosana Guber. Un ejemplo de esta última será el surgimiento de FORJA, radicales irigoyenistas desencantados por la ‘alvearización’ del partido e indignados por la relación colonial con los ingleses, representada en el acuerdo Roca-Runciman. Pero fue Alfredo Lorenzo Palacios, diputado por el Partido Socialista hasta 1915 y senador nacional desde 1931, quien empujó por primera vez la toma de conciencia sobre Malvinas a una escala más amplia. Palacios presentó en 1934 un proyecto de ley para traducir del francés y difundir a la población Les Iles Malouines, de Paul Groussac, considerada el primer tratado acerca de los derechos argentinos sobre el archipiélago, y de hecho este trabajo constituyó el punto de partida de la historiografía oficial sobre Malvinas.

El proyecto de ley 11.904 4 encomendaba a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares traducir al español y publicar Les Iles Malouines, y elaborar una versión compendiada a distribuir en el extranjero, y en escuelas y bibliotecas populares argentinas. La ley, sancionada el 26 de setiembre de 1934, es la que permitió en los años sucesivos que para cualquier argentino las Malvinas fueran… indudablemente argentinas. (APP)



Fuentes: Armando Alonso Piñeiro, "Historia de la guerra de Malvinas". Camilo Hugo y Rodríguez Berrutti, “Malvinas, última frontera del colonialismo”. Rosana Guber, “Alfredo Lorenzo Palacios. Honor y dignidad en la nacionalización de la causa Malvinas”. Alfredo Palacios, “Las islas Malvinas, archipiélago argentino”.

malvinense.com.ar
.-http://islammdp.blogspot.com/
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Historia de las Islas Malvinas Argentinas



Por Ma. Laura San Martino de Dromi


1. Justos títulos y breve reseña de los acontecimientos hasta 1776
La historia no termina en 1833, ni tampoco empieza en 1776.
Comienza mucho antes. Los episodios sobre la vida institucional
de las Malvinas en los siglos XVI, XVII y XVIII, hasta la creación
del Virreinato del Río de la Plata, en 1776, acontecen con motivo
de las intervenciones francesas e inglesas en el archipiélago.
Veamos una síntesis histórica:
- Durante el siglo XVI rigieron con plena fuerza los títulos
emanados de las Bulas Pontificias.
Las Bulas Inter Caetera y Dudum si quidem le adjudicaban
a España todas aquellas islas y tierras firmes, encontradas y
que se encuentren, descubiertas y que se descubran hacia el
occidente y el mediodía, imaginando y trazando una línea...",
que se fijaba a cien leguas de la isla septentrional de las Azores:
San Antonio a 360 al Oeste de Lisboa. Es el título de Adquisición
del Nuevo Mundo. En aquella época nadie impugnó la Bula.
Las Malvinas se hallan incluidas en la zona a que aluden las Bulas
citadas (1493). Por lo tanto, "España no necesitaba descubrir las
islas para tener sobre ellas pleno derecho, cualquiera que fuese
el descubridor".
-1520. Esteban Gómez; con la nave "San Antonio" de la
expedición española de Magallanes, descubre las islas en su
viaje de regreso a España.


Como resultado de ese descubrimiento, comienzan a figurar
en la cartografía de la época: mapa de Pedro Reinel (1522-1523);
Diego Rivero (1526-1527 y 1529); Islario de Santa Cruz (1541);
Sebastián Gaboto (1544); Diego Gutiérrez (1561); Bartolomé
Olivos (1562), etcétera.
- 1592. John Davis, que integraba la segunda expedición Inglesa de
Cavendish, divisa las islas.
-1594. Richard Hawkins pretendió haberlas hallado. La cartografía
inglesa de la época no las registran ni existen pruebas de estos
descubrimientos. Hasta el siglo XVIII Inglaterra ignoraba a
ciencia cierta la existencia de las Malvinas, confundiéndolas
con unas hipotéticas islas Pepys.
-1600. Sebald de Weert, holandés, divisa las islas. De ahí el
nombre de Sebald, Sebaldes, Sebaldines, que se le aplicó a las
rnismas.
-1604. El Tratado de Paz entre España e Inglaterra deja sin
efecto lo que se hubiera podido adquirir con anterioridad a su
firma, inclusive lo del pretendido descubrimiento inglés.
-1670. Por el Tratado de Madrid se convino que Gran Bretaña
conservaría todas las tierras, islas, colonias y dominios que
poseyere en América, pero este reconocimiento de la soberanía
inglesa en América del Norte era acompañado en contrapartida
por otra cláusula, que disponía que "los súbditos de Gran Bretaña
no dirigirán su comercio ni navegarán a los puertos o lugares
que el Rey Católico tiene en la dicha India, ni comerciará con ellos".
-1684. Ambrose Cowley pretendió haber descubierto una nueva
tierra, a la que llamó Pepys.
- 1690. John Strong navega el canal que separa ambas islas
(San Carlos). Lo llama "Falkland Sond", en honor del entonces
tesorero de la Armada, nombre que luego tomó todo el grupo.
No desembarca siquiera.
-1701. Un piloto maluino, llamado Beaucheme, descubre la isla
que lleva su nombre y penetra en la bahía de la Anunciación.
Ese descubrimiento, y toma de posesión, fue seguido por otro
llevado a cabo en 1705 (Islas Danycan).
-1748. Inglaterra decide enviar una expedición a "descubrir"
y poblar las Islas Malvinas y Pepys. Ante la resistencia de España
desiste. La expedición no tenía "intención de hacer ningún asiento
en ninguna de dichas islas" (de las Instrucciones inglesas).
Esta consulta es una demostración categórica del reconocimiento
de Inglaterra a los derechos de España sobre las islas.
- 1764. Primer intento francés de colonización por parte de
Luis Antonio de Bougainville. Funda Puerto San Luis en la
Malvina Oriental. Las islas serán llamadas Maluines
(de los habitantes del puerto Saint-Maló). Con los españoles
recibirán su actual denominación.
España protesta, obteniendo el reconocimiento de sus derechos
de dominio. El rey Luis XV ordena a Bougainville la entrega de
Puerto San Luis, previo pago de todos los gastos en que se
había incurrido.
-1765. Inglaterra envía una expedición clandestina a cargo
de John Byron, que debe efectuar «mejores reconocimientos"
(en lugar de «descubrir" en las islas Falkland y Pepys.
Las islas que "descubrió" la expedición ya estaban ocupadas
por la expedición de Bougainville. Byron explora parcialmente
la isla Saunders (N.O. de la isla Gran Malvina) y bautiza en ella
Puerto Egmont (enero de 1765), tomando posesión en
nombre de Jorge III.
A fines del rnismo año, Inglaterra envía una expedición al mando
de John Mc Bride, con el fin específico de ocupar las islas.
Londres toma conocimiento de la ocupación de Bougainvrne,
a quien Mc Bride debe dar plazo de seis meses para abandonarla.
- 1766 John Mc Bride llega a las Malvinas casi dos años después
de la ocupación de Bougainville (8 de enero de 1766).
En lugar de llegar a la isla Oriental o Soledad, donde estaba el
navegante francés, llega a la isla Occidental o Gran Malvina
descubierta por Bougainville y explorada en parte por Byron.
En la pequeña isla Saunders, en el lugar llamado por
Bougainville Poil de la Croisade, Mc Bride funda Puerto
Egmont (por el primer lord del Almirantazgo).
Eran pues, dos colonias: Puerto Luis (Malvina Oriental),
francesa, y Puerto Egmont (Malvina Occidental), inglesa.
-1766 España dicta una Real Cédula (4 de octubre) por la que
declara a las islas dependencias de la Capitanía General de
Buenos Aires. Se nombra a Felipe Ruiz Puente como gobernador.
Puerto Luis se convierte en Puerto Soledad.
-1767 España recibe de Francia las Islas Malvinas (2 de abril).
Inglaterra, establecida en el islote Saunders (Puerto Egmont)
, no efectúa, ante el traspaso, ninguna reserva de su supuesta
soberanía.
-1768. El gobernador de Buenos Aires dispone que ningún
establecimiento inglés debía ser tolerado en las regiones
pertenecientes a la corona y que en caso de comprobarse
su existencia, debía procederse por la fuerza.

- 1770. El 10 de junio las fuerzas españolas de la Escuadra de
la Plata desalojan a la guarnición inglesa del islote Saunders.
La expedición es mandada por Juan Ignacio de Madariaga.
El comandante de las fuerzas de tierra fue el coronel
Antonio Gutiérrez.
Inglaterra se sintió lesionada y efectuó el reclamo ante
la Corte de Madrid.
- 1771. Siguieron negociaciones diplomáticas (22 de enero),
que España concreta en una declaración en la que desaprueba
la actitud inglesa, agregando: "La restitución de su majestad
británica del puerto y fuerte llamado Egmont no puede
ni debe afectar, en modo alguno, la cuestión de derecho
anterior de soberanía de las islas Malvinas, llamadas
también islas de Falkland".
Inglaterra acepta la declaración, pero no rechaza la expresa
reserva de soberanía sobre las islas que establece España.
Recuérdese: se habla de Puerto Egmont, no de las Islas
Malvinas en general. Puerto Soledad, ocupado por España,
no mereció reserva ni reacción de Inglaterra.
-1774 Tres años después de la restitución de Puerto Egmont
por España, Inglaterra abandona voluntariamente el islote
Saunders (22 de mayo), llamado por entonces
"Isla de Falkland" (en singular).
Se deja una placa con esta leyenda:
"Be it Known to all Nations that Falkland's Island with this Fort..."
("Sepan todas las naciones del mundo que la isla de
Falkland con este Fuerte..."
Esta placa fue llevada a Buenos Aires al año siguiente
por el capitán Juan Pablo Callejas. Beresford la encontró
en el archivo de la ciudad en ocasión de la primera invasión
inglesa al Río de la Plata.
Ninguna manifestación de reserva hizo Londres entonces
(1806). Tampoco la había efectuado en 1775, en
que fue retirada.
- 1776 Se crea el virreinato del Río de la Plata, que incluye
las islas en la Gobernación de Buenos Aires.
2. Gobierno y administración hispanos
En el período en que las Malvinas integraron la soberanía de
España, su Gobierno y Administración se realizó a través
de dos instituciones políticas fundamentales: la Gobernación
y la Comandancia. Ambas instituciones, en ese orden,
se suceden históricamente. Ellas representan un modelo de
organización burocrática, cuya jefatura ejerce unipersonalmente
el Gobernador o el Comandante, primero bajo la dependencia
directa del Rey, y luego del Virrey, a partir de 1776 en que se
crea el Virreinato del Río de la Plata.
a. Gobernador
El Gobernador en Indias tenía suprema jurisdicción como
delegado de la potestad real, a efectos de asegurar la efectiva
intervención de la Corona en todos los asuntos políticos,
económicos, militares, religiosos y sociales. Sus funciones
eran, entre otras, la de "dictar ordenanzas generales",
"proveer cédulas", "ejercer órdenes del Rey", "mantener la paz"
, "ejercer la policía" y "defender el territorio".
En el caso de las Malvinas si bien se trata de un gobernador
"menor", "de distrito", "subordinado" (para diferenciarlo,
por ejemplo, del "Gobernador General", "Virrey Gobernador", etc.)
, sus funciones eran amplias y generales en todos los asuntos
del territorio confiado a su administración.
En ese aspecto, por ser una administración local se parecía
más a los "corregidores" y a los "alcaldes mayores"
que a los "gobernadores" propiamente dichos.
b. Comandante



El Comandante tiene menor entidad institucional e inferior
jerarquía que el Gobernador. Sus competencias son especificas,
más concretas y están sujetas a instrucciones especiales.
Por lo común, la comandancia actúa como
"destacamento militar"
. El Comandante, como jefe de dicha unidad militar, tiene
a su cargo la policía del orden y de la seguridad y a
defensa del territorio.
El Capitán de Fragata Francisco Gil y Lemos (1773-1777)
fue el último Gobernador Español en las Malvinas.
Durante su administración se reduce la jerarquía institucional
"del Establecimiento" de Gobernación a "Comandancia"
(5/1/1774). Dos son los motivos que justifican ese cambio
institucional. Primero, los peligros y amenazas de invasión
extranjera (francesa y británica principalmente) que
determinan que el Rey centralice aún más el poder en
esos territorios y mantenga una "administración especial"
de estricto corte militar (más para defensa de la soberanía
que para la prestación de servicios y otros menesteres
comentarios) sujeta a directivas, recomendaciones, órdenes
e instrucciones concretas. En segundo término,
la descentralización política operada con la creación
del Virreinato del Río de La Plata (1776) no justifica que el
administrador insular tenga rango de Gobernador, pues
con la intermediación virreinal el nivel institucional "
gobernación resulta excesivo para esos territorios.
El 1º de febrero de 1777 por licencia de Gil y Lemos asume
el Comandante Ramón de Carassa.
Este se aboca, primordialmente, a reedificar los dos almacenes
y los cuatro cuarteles existentes y a vigilar Puerto Egmont
por los recelos de que los ingleses intentaren una invasión.
la "Colonia", el "Establecimiento"
('o que hoy llamaríamos centro urbano) estaba descubierto y
sus baterías eran endebles.
Luego de la comandancia de Carassa en 1777 fue "comandante",
generalmente, la autoridad naval superior de la expedición.
Así, pues, oficiales con el cargo de "Capitán de Fragata",
"Teniente de Navío" o "Comandante de Corbeta" asumen la comandancia militar por un año, produciéndose los relevos entre los meses de febrero o marzo.
Las dificultades propias de la región, las limitaciones técnicas
de la navegación, los obstáculos climáticos, los tiempos históricos
que se vivían en Europa, los apetitos imperialistas
primordialmente de franceses, británicos y norteamericanos,
las imposibilidades materiales de construir ciudades
(habría en 1792 unos 183 habitantes), la ruina en que se
encontraba el Establecimiento, la necesidad de ocuparse
de la defensa del territorio apetecido por su valía estratégica y
económica, los viajes de inspección por el litoral del archipiélago,
el control de la navegación, pesca y caza clandestinas,
las precauciones para poner a la Colonia en estado de defensa,
provocaron que la Administración hispana en las Malvinas
fuera sólo un destacamento militar que luchaba contra
la naturaleza y otras potencias extranjeras por la sobrevivencia
de su soberanía.
la nómina de Comandantes que administraron las Malvinas
en nombre de España (1776-1810) por designación
del Virreinato del Río de la Plata es la siguiente:
Ramón Carassa (1777), Salvador de Medina (1779),
Jacinto de Mtolaguirre (1781), Fulgencio Montemayor (1783),
Agustín Figueroa (1784), Pedro de Mesa y Castro (1786),
Ramón Clairac (1787), Pedro de Mesa y Castro (1788),
Ramón Clairac (1789), Juan José de Elizalde (1790),
Pedro Pablo Sanguineto (1791), Juan José de Elizalde (1792),
Pedro Pablo Sanguineto (1793), Juan Aldana y Ortega (1794),
Pedro Pablo Sanguineto (1795), Juan Aldana y Ortega (1796),
Luis de Medina y Torres (1797), Francisco Xavier de Viana (1800),
Ramón Fernández de Villegas (1801), Bernardo Bonavia (1803),
Antonio Leal de Ibarra (1803), Bernardo Bonavia (1804),
Antonio Leal de Ibarra (1805), Bernar do Bonavía (1806),
J.C. Martínez (1807), Gerardo Bordas (1810) y
Pablo Guillén (1810).
En 1811 Gaspar de Vigodet, gobernador de Montevideo
(ciudad convertida en el fuerte realista
contra las Provincias Unidas) ordenó a las fuerzas
existentes en el archipiélago, que estaban a cargo del
destacamento, abandonar Puerto Soledad.
La evacuación fue cumplida.
3. Gobierno y administración de las Provincias Unidas (1810-1833)
La primera época de gobierno argentino, bajo el nombre
de "Provincias Unidas", abarca el período que va desde
el 25 de mayo de 1810 al 2 de enero de 1833, en que se
consuma el despojo británico.
Las dificultades propias de la Revolución de Mayo
imposibilitaron a nuestros patriotas, en un primer momento,
ocuparse de tierras situadas en latitudes extremas
como las Islas Malvinas.
Pero pronto las
Provincias Unidas del Río de La Plata, por conducto de la
Provincia de Buenos Aires, se ocuparon de la administración
insular designando "permisionarios", "concesionarios",
"comisionados", "comandantes" y "comandantes políticos
y militares".
La continuación del dominio de las islas, por la tradición de los
títulos jurídicos de España en favor de las Provincias Unidas,
habilitan a éstas a disponer esas medidas de administración y
gobierno.
Ellas se inician por las más modestas, el "permiso" de pesca y caza;
siguen con la "concesión" para el usufructo de carnes y cueros;
continúan con la "comisión" para una administración delegada
en nombre de las Provincias Unidas; prosiguen con la
instauración accidental de una "comandancia insular";
y concluyen con la institucionalización permanente, orgánica
y estable de "la comandancia político y militar".
a. Permisionario
El 30 de enero de 1813 se le acuerda autorización (permiso),
a su solicitud, a Enrique Torres, del bergantín inglés "El Rastrero",
para que la citada embarcación pudiese efectuar un viaje
a las Islas Malvinas y Costas del Sur, donde se dedicaría a la
caza de lobos marinos".
b. Comisionado
En 1820, David Jewett, comandante de la "Heroína", fue
"comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas
para tomar posesión de las islas en nombre del país a que éstas
pertenecen por ley natural". A ese fin, el 6 de noviembre de 1820,
enarbolando el pabellón nacional en Puerto Soledad,
sobre el fuerte destruido y disparando una salva de 21 cañonazos,
tomó posesión de las islas en nombre del "Supremo Gobierno
de las Provincias Unidas de Sud-América".
En 1821 Jewett fue sustituido por el Teniente
Coronel Guillermo Mason. En ese mismo año se dicta una medida
legislativa especial sobre policía económica (ley de pesca y caza)
que prueba la preocupación política de Buenos Aires
por sus intereses en el litoral e islas del Atlántico.
El 22 de octubre, la Honorable Junta de Representantes de
Buenos Aires sanciona la ley de pesca, a iniciativa del
comandante político y militar de Patagones,
Teniente Coronel Gabriel de la Oyuela, que advertía
sobre los excesos cometidos por los pesqueros extranjeros
en la costa patagónica y su negativa a pagar "derechos".
Por la citada ley, los extranjeros que viniesen por temporada
a realizar sus faenas de pesca y caza, debían pagar un derecho
de 6 pesos por tonelada y aquellos que habitasen casa o que
formasen un establecimiento fijo, gozaban de un régimen de
fomento, dado que tributaban derechos más reducidos o
tenían libertad de pesca sin cargo por un plazo no menor de 8 años.
Tal ley fue complementada por decretos del 15 de enero de 1822
y del 22 de octubre de 1829, cuyo artículo 1º "prohibía la pesca
de anfibios en las costas y pueblos de Patagones,
hasta nueva resolución".
Dicha medida fue tomada debido a la continuidad de los excesos.
c. Concesionario
En 1823(23 de agosto) Luis Vernet (de Hamburgo)
y Jorge Pacheco (de Buenos Aires) "asociados", solicitan
al gobierno de Buenos Aires el usufructo de las carnes,
cueros y ganado vacuno de la isla Oriental de las Malvinas,
haciéndose "caigo de la refacción de los edificios
para tenerlos a disposición de las autoridades cuando éstas
lo necesitasen". El 28 de agosto de 1823 por decreto
firmado por Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia
se les acuerda la concesión, con la habilitación para usufructuar
los bienes referidos, agregando el Gobierno de Buenos Aíres...
"en la inteligencia que semejante concesión jamás podrá privar
al Estado del derecho que tiene a disponer de aquel territorio del
modo que crea más conveniente a los intereses generales
de la Provincia, y lo cual se verificará tan luego que sus
recursos le proporcionen el poder de establecerse en él
de un modo efectivo y permanente...".
d. Comandancia insular
En diciembre de 1823 Pacheco dirigió un nuevo pedido al gobierno.
En él anuncia la próxima partida de la expedición, en la que
marchaba el capitán de milicias retirado Don Pedro Areguatí,
y para el cual solicita el
título de "Comandante de Soledad" sin. goce de sueldo alguno.
Funda su pedido en los siguientes términos: "De este modo Señor
Exmo. se posesiona la provincia de aquella abandonada Isla,
y aun hace que paguen los buques el derecho de anclaje de que
escrupulosamente se dará cuenta al erario (sic), porque Areguatí
piensa formar de los mismos peones una Compañía de cívicos
con sus cabos y sargentos, para darle a esta operación toda la
representación posible en obsequio de una propiedad (sic),
de la Patria, 'levando las armas y municiones de cuenta de
la negociación, y si V.E. tuviese a bien destinar algunos
cañones de fierro para defender el punto de incursiones
de piratas en aquellas abandonadas baterías, serían reparadas,
y puestas en aptitud de que sirvan al Gobierno para
restablecer el presidio".
Pacheco también solicita se le hiciese "gracia y merced de los terrenos"
. El gobierno consideró atendible el pedido y por decreto
del 18 de diciembre de 1823 le otorga los terrenos bajo la
precisa obligación de hacer constar "la mensura y
amojonamiento para que pueda optar a los títulos de propiedad".
Se nombra a Areguatí "Comandante de la Isla", haciendo
saber su decreto a todas las personas "para que lo reconozcan
por comandante a fin de que se conserve el orden y
se eviten excesos".
Además, se disponía que "a todo buque que arribase, ya sea
por aguada, víveres u otro motivo, se le cobrará el derecho
de ancoraje".
Por decreto del 5 de enero de 1828 se le concede a Pacheco los
terrenos situados en la parte "Sudeste de la isla" y a Vernet los
terrenos baldíos de la Isla Soledad y de los Estados, con el cargo
de levantar en 3 años "una colonia ".
Además se confieren franquicias para los pobladores
a fin de promover la inmigración.
e. Comandancia político - militar. Luis Vernert
En 1829, por decreto del 10 de junio, Martín Rodríguez,
en calidad de Gobernador delegado, crea la Comandancia
Política y Militar con sede en la Isla Soledad y con un radio
de acción que comprendía a las islas adyacentes al Cabo de
Hornos en el Atlántico. Trátase de una organización
institucional estable para el gobierno y la administración
de las islas en el océano Atlántico.
En aquella época, había intención del gobierno bonaerense
de crear otra comandancia en "el Estrecho" y cuyo radio
de acción comprendería las islas del Pacífico, lo que
formalmente no se concretó.
El gobierno de Buenos Aires nombra a Luis Vernet como
"Comandante Político y Militar", delegándose "en su persona
toda la autoridad y jurisdicción necesaria" y con las i
nstrucciones pertinentes.
Vernet, de simple empresario y concesionario, pasa a
ser representante político del Gobierno bonaerense,
timbrando la documentación con un sello que decía "
Armas de la Patria. Comandancia de Malvinas y adyacentes".
Vernet levantó el Establecimiento, que estaba en ruina, y
diez viviendas precarias para el cirujano, el almacén y el
despensero, entre otros; y otras más modestas aún, para
los gauchos; promovió exportaciones de cueros y
carne salada; nombró agentes en el extranjero para que
enviasen colonos; preparó mapas de las islas; dividió las islas
en once secciones, cada una a cargo o bajo la inspección de
un agente que debería obrar con independencia de los
establecimientos que se fundasen; otorgó concesiones
de tierras a colonos extranjeros, etcétera.
La pesca, la caza y sus utilidades constituyeron una preocupación
constante para los administradores de las Malvinas.
Los apetitos económicos de pesqueros extranjeros no
podrán obviarse con "las reglamentaciones" de la
Provincia de Buenos Aires, ni la significación estratégico-militar
de las islas podía defenderse con una modesta dotación naval
de un país en gestación. Por ello, todos los esfuerzos de Vernet
y del Gobierno de Buenos Aires fueron a la postre insuficientes.
A comienzos de 1831 Vernet elaboró un plan para la organización
de la caza de focas y ballenas y la defensa del litoral dependiente
de su Comandancia, en aplicación de la ley de pesca.
Las medidas punitivas afectaron a tres goletas norteamericanas,
"Harriet", "Superior" y "Breakwater", de las cuales dos fueron
capturadas, cuya suerte generó graves problemas diplomáticos
con los Estados Unidos y con su cónsul en Buenos Aires,
Jorge W. Slacum, que de paso representaba los intereses
económicos de los pesqueros.



El cónsul mandó utilizar la fuerza de la corbeta de
guerra de los Estados Unidos Lexington, a cargo
del Comandante Silas Duncan, que desembarcó en
las Malvinas y vandálicamente ocupó los principales
edificios, apresó a los culpables de la detención de las
Harriet, Superior y Breakwater, destruyó construcciones,
incautó el almacén, cargó cueros y prisioneros y, luego
de tamaño atropello al "derecho de gentes", regresó
a Montevideo en febrero de 1832.
Vernet formuló una nueva propuesta para reconstruir
la Colonia, que había quedado con sólo veinticinco
habitantes, solicitando equipamiento y material humano
para su expedición reivindicatoria.
No tuvo respuesta ministerial formal.
A fines de agosto de 1832 se informó que el buque de guerra
nacional, la corbeta "Sarandí», se estaba alistando para
dirigirse al archipiélago. La noticia se confirmó el 10 de
septiembre al darse a conocer el decreto emanado del
Ministerio de Guerra y Marina, por el cual se nombraba
Comandante Civil y Militar interino de las Islas Malvinas
y sus adyacentes al Sargento Mayor de Artillería
Don Esteban José Francisco Mestivier.
El 14 de septiembre de 1832, Rosas imparte las instrucciones
al nuevo Comandante Mestivier y faculta al Comandante
de la "Sarandí para darle posesión del mando con las
formalidades de la ordenanza. Se le encomienda orientar
a los habitantes en cultivos agrícolas y defender el honor
de la República respondiendo con las fuerzas a los invasores.
Desembarcaron el 10 de octubre de 1832 y ante la tropa
y los habitantes asume Mestivier la Comandancia.
El 30 de noviembre de 1832 una sublevación de parte
de la guarnición no pudo ser reprimida por el Comandante,
el que murió en la contingencia.
Durante la sublevación, José M. de Pinedo, comandante
de la "Sarandí", se hallaba en el litoral de las Islas,
fuera del Puerto. Cuando retorna reconviene a la tropa
por sus excesos (quedaban sólo dieciocho hombres)
y el homicidio de Mestivier.



El 2 de enero de 1833 se presentó en el puerto un navío de
guerra de bandera inglesa, la "Clio", al mando de
John James Onslow. La misión de J. M. Pinedo había
terminado. La defensa era imposible.
Reembarcó la tropa existente en el Establecimiento,
dejando izado en tierra el pabellón argentino al cuidado
de Juan Simón, a quien nombró Comandante Político y
Militar de las Islas. El 4 de enero puso proa hacia Buenos Aires.
De allí en más, pasaron 149 años y nueve meses de
reclamos diplomáticos hasta el 2 de abril de 1982.
El 7 de abril de ese año con la designación del General
de Brigada Mario Benjamín Menéndez, como Gobernador
Militar del Territorio Nacional de las Islas Malvinas,
se inicia en el archipiélago la segunda época de Gobierno
y Administración argentinos.




este es un informe, que me gusto, y quiero compartirlo.

Fuentes de Información

El contenido del post es de mi autoría, y/o,
es un recopilación de distintas fuentes.



Por Ma. Laura San Martino de Dromi
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